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...de
las canciones sin autor se nutre el genoma en el que permanecer vivos para siempre,
el nosotros/vosotros/ellos que resiste en una baldosa de paraíso sin garantías
de continuidad, sin alma que nos localice miles de años después bajo el sudor
de la nieve. Así el mercurio del viento, la habilidad de ir, actitud como la
rehabilitación de un espejismo o el
braille con el que los huérfanos leen saborean aman un poco de música. Tal vez lo que somos/sois/son en el hueco de una imagen ya no existe, ni existe
el ajuar de la pertenencia y el donde es la geografía de un poso de égloga, y el
soy/eres/es, inexactitud derramada. Los tiempos se han vuelto líquidos igual
que se llenan de lluvia los charcos y las constelaciones, igual que los ojos de
Bauman insisten en una fragilidad que se desagua irremediablemente: Es la
confusión de las enredaderas y de los lobos marinos ante la falta de hielo en
el océano Ártico, declaró en una de sus últimas no entrevistas.
(De La fábrica de anticuerpos si no amanece, 5.
Fragmento. Ediciones Carena, 2016)
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