Porque
a veces el transeúnte está en el interior de todos nuestros pasos y en silencio
llega el instante de partir, la ruta anegada del Sur viene a proponernos abrir
los círculos de espera en que nos situamos para siempre. ¿Cómo rebuscar en lo prohibido, tras los
espejismos que nunca se alcanzan y sus escombros, si ya no es posible orientar
el carrusel deshabitado del día que se extingue? El deambular comienza en el centro impulsor
que mueve y proyecta como gotas de júbilo los sueños, donde se irradian módulos
de lucidez para conducirnos hasta el callejón en el que se besan los
enamorados. Así avanzó; llegar exige
ausentarse.
De Alrededor, HEBE Ed., 1999
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